miércoles, 16 de diciembre de 2009

Es por eso que...


"Es por eso que le quería preguntar si sería posible...".

Lo correcto es "Es por eso, por lo que...". Ya que, el "que" (valga la redundancia) de la oración de relativo (que le quería preguntar) funciona como complemento circunstancial de causa, lo que queda reflejado con el "por lo", en tanto que si no se introduce el "por lo", sintácticamente "que" es ambiguo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

"nos va ayudar"


"Establecer objetivos nos va ayudar a no cometer errores en el contenido".

En efecto, pero después de "va" hace falta una a.

Construye un relato.


A la hora de construir un relato puedes tener en cuenta estos diez puntos:

1) La letra (si lo escribes a mano y quieres que alguien distinto de ti pueda leerlo).
2) La acentuación.
3) La ortografía.
4) Los signos de puntuación.
5) La sintaxis (coherencia y corrección gramatical de los elementos que componen las oraciones).
6) La estructura. (Cómo distribuyes la secuencia discursiva).
7. La fluidez discursiva. (Cómo es la transición de una parte a otra de la estructura narrativa).
8. Variedad de léxico.
9. Adecuación del léxico (¿habla un niño como niño?...).
10. La originalidad del tema.

¡Ánimo!

jueves, 5 de noviembre de 2009

si no y sino





sino puede ser un sustantivo equivalente a destino: "este es mi sino", pero también puede ser una conjunción adversativa "La que denota oposición o diferencia entre la frase que precede y la que sigue; p. ej., pero", según la RAE: "no te he pedido el vaso, sino el plato".
La conjunción sino se utiliza siempre después de una negación: "no te he pedido el vaso, sino el plato".
Las oraciones condicionales, construidas habitualmente con la conjunción si (si vienes, te lo doy), pueden negar una condición (si no vienes, te lo doy).
¿Cómo distinguir el sino adversativo del si no condicional?
De una parte, ya lo hemos dicho, sino se cutiliza siempre después de una negación (no estudiaré el martes, sino el jueves); pero además, puede sustituirse por más bien (no estudiaré el martes, más bien el jueves).
Las condicionales negativas no cabe que se reemplacen por más bien: "si no es tu cumpleaños, por lo menos será tu santo" no es esquivalente a "más bien es tu cumpleaños, por lo menos será tu santo".

Indica en qué casos se utiliza sino (conjunción o sustantivo) y si no (condicional):

Aquello no es un perro ...................... un lobo.
¡Triste ............el mío, vivir siempre así!
No lo hagas ................... quiere.
No hay que hacer .......................... esperar.
No entró por la ventana ......... por la puerta.
Lo diría ............. hubiera prometido callar.
Pero ¡.......................... era mi hermano, era mi primo!
Cada persona nace con su ....................
Ya nada me queda ........................ la esperanza.
Me anima a continuar, ........................... la ilusión, al menos el deber.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Hay que ver / *ay que ver

Hay que ver es una expresión que puede utilizarse aislada: ¡Hay que ver! ¡Ponerse a llover ahora! o unida a otra frase: Hay que ver lo pesado que te pones.

Hay se escribe con hache porque es del verbo haber: hay gente, no hay dinero, hay muchas posibilidades...

Ay
sin hache es una interjección, una exclamación que indica sorpresa o dolor: ¡Ay, que estabas ahí! ¡Ay! No me pises.

Hay que... introduce oraciones tales como: hay que comer, hay que estudiar... que expresan obligación, como cuando el verbo haber se expresa en forma personal: he de comer, he de estudiar...

Hay que ver, cerrado con puntuación fuerte (. ;...) equivale a decir (o escribir): lo que hay que ver, tener que ver esto... Expresa como una obligación que no agrada; en cambio hay que ver + otro elemento (pronombre o frase) puede implicar una obligación también positiva: ¡hay que ver esa película! ¡hay que verla!

ay + que + infinitivo no es posible: *ay que ver. (El asterisco implica que la expresión no es adecuada). Ay que implica un verbo en forma personal: ay que me caigo o ay qué tonto (soy).

lunes, 5 de octubre de 2009

1- INTRODUCCIÓN A LA ASIGNATURA DE REDACCIÓN














1.1 EL LENGUAJE, MEDIO DE COMUNICACIÓN

El lenguaje humano es el medio utilizado por los hombres para comunicarse entre sí. Desde pequeños entendemos lo que otras personas nos dicen y logramos hacernos entender por los demás. Nacemos en una comunidad de hablantes y este hecho nos parece normal.
El lenguaje humano es, por tanto, una institución humana, nace de la vida en sociedad como instrumento de comunicación entre los miembros de esa sociedad. Es un sistema de signos de los que el hombre se vale para transmitir sus pensamientos, sentimientos, deseos, etc. Cada lengua organiza de un modo peculiar los datos de su experiencia.
Una de las características principales que separan al hombre de los animales es precisamente su capacidad de hablar y, en consecuencia, el origen del lenguaje hay que relacionarlo con el origen del hombre. Hablar para comunicarse porque el hombre es social por naturaleza y se integra en una comunidad mediante la palabra o el lenguaje hablado. De la comunicación oral se pasó a la escrita y eso permite una comunicación a distancia, temporal y espacial, y una permanencia materializada del lenguaje Se puede afirmar que la comunicación escrita es fundamental en el mundo de la cultura aunque la lengua escrita no se debe identificar con la lengua literaria. La comunicación oral es la básica y esencial. La lengua escrita intenta copiarla mediante un entrenamiento especial (signos de puntuación, entonación, etc.). Todo el mundo habla y escucha, no todo el mundo lee y escribe. Los sistemas de signos que el hombre utiliza son numerosos; es más, sólo rodeado de multitud de señales es posible su vida. Por otra parte, la complejidad y riqueza de los sistemas de comunicación difieren grandemente. Compárese el llanto de un niño con un discurso, la llamada del despertador con una sinfonía, etc. La relación entre ambas notas, complejidad y riqueza, es directa. El más complejo y rico sistema de comunicación de los que hoy disponemos es, sin duda, el lenguaje natural humano. Tres razones nos permiten esta afirmación:
1: Su universalidad. En todos los puntos de la tierra donde existen hombres, se da el lenguaje natural como principal medio de comunicación mientras que no en todas partes se dan otros sistemas de los que disponemos nosotros. El lenguaje natural humano, sin embargo, se presenta realizado bajo diferentes formas (lenguas) propias de los distintos grupos sociales.
2: Sus posibilidades. Mientras al lenguaje matemático le está vedado el mundo de los sentimientos, al lenguaje musical el de la lógica, etc., la capacidad del lenguaje natural abarca cualquier esfera de la vida. Pero es más, el lenguaje natural está siempre presente, directa o indirectamente, en los demás lenguajes.
3: Su relación con el pensamiento. Cuestión ésta difícil para la ciencia pero de gran importancia. Gracias a la lengua el hombre adquirió rápidamente el acceso a un mundo rico y matizado y dispuso de capacidad para recordar, soñar y fantasear. Y adquirió también, por primera vez, la capacidad de pensar y formar ideas. Lengua y formación de ideas son, en el fondo, una sola cosa, y constituyen expresión de idéntica capacidad: la lengua y el pensamiento son, en sentido estricto, lo mismo. La aparición de la capacidad lingüística resulta igual a hominización.
Junto a la importancia del sistema lingüístico de comunicación, hay otros no lingüísticos, también importantes, para el desarrollo cultural y humano del hombre. Piénsese en la imposibilidad del desarrollo cultural sin el sistema semiológico, lógico-matemático, o la limitación humana que supondría la carencia del sistema musical.
La letra capacita al hombre para dejar constancia de su existencia, su pensamiento y el progreso de la humanidad (imprenta, prensa, imagen, ordenador, etc.); le posibilita, a su vez, para pasar de la pequeña escuela de grupo a una enseñanza más generalizada. La imprenta conseguirá que la escritura deje de ser un instrumento del poder y permitirá que la cultura pueda llegar a un gran público. Johan Gutemberg imprimió el primer libro en el año 1455, con lo que se abre la posibilidad de reproducir muchas veces un texto y además extender la verdad a todo el mundo. Junto al desarrollo de la imprenta, no podemos olvidar la importancia que el periódico, primer medio de masas, tiene en el campo de la comunicación. La aparición de la linotipia supone un gran avance en la impresión y permite grandes tiradas, haciendo del periódico el inicio de la información masiva. Es el primero que rompe las fronteras de la intimidad nacional, para pasar a una información universal. El hombre, en un primer momento, utilizó también la imagen como medio de comunicación, pero, desde que apareció la escritura, aquélla quedó relegada y se limitó a la expresión artística. El hombre, insatisfecho por naturaleza, en busca constante, reencuentra la imagen como medio de comunicación usual (extra-artística). La dualidad lenguaje alfabético e imagen se combinan en un complejo lenguaje determinando nuevos medios de comunicación: el cartel, el prospecto, el folleto, la revista, el cómic y, sobre todo, el cine, que incluye además el sonido y el movimiento. El descubrimiento de la fotografía fue el que determinó el gran desarrollo de estos medios de comunicación. Nuestra experiencia se ha agrandado. Hoy sabemos las noticias de todo el mundo al instante gracias a los múltiples medios de comunicación como el telégrafo, el fonógrafo, la radio, la televisión, etc. Y, junto a todo esto, ha sido la aparición del ordenador la que ha potenciado el último desarrollo de la comunicación. El ordenador es el instrumento que recoge, suma, elabora y vuelve a ofrecer ordenada y a gran velocidad el cúmulo de información que el hombre actual necesita. Hoy día el ordenador es el cerebro de la información y de la comunicación.

EL LENGUAJE ESTÁNDAR Y SUS DESVÍOS

En todo signo lingüístico hay que distinguir dos partes fundamentales: la forma y el contenido. Ambas son inseparables. Todo significante tiene necesariamente un significado y es su combinación la que permite la relación inteligible entre hablante y oyente. En la transmisión del emisor al receptor de cualquier expresión lingüística se produce una pérdida de lo que se quiere comunicar. Parece, a veces, que no “encontramos” palabras para decir todo aquello que queremos comunicar. En el oyente ocurre un proceso inverso. Las palabras que recibe le conducen al pensamiento del hablante. Sin embargo, ambos se han entendido aunque el primero no exprese todo lo que quería y el segundo no capte todo lo que el hablante piensa. En todo caso, la palabra, hablada o escrita, es el instrumento de comunicación. Para conseguir la mayor eficacia entre uno y otro es fundamental tener en cuenta los diferentes niveles de lenguaje y usar el que ambos compartan para que el entendimiento entre ambos se produzca correctamente.
El lenguaje estándar es el usual en un determinado grupo social, es su forma habitual de hablar, su grado cero. Puede ser un registro culto, coloquial o vulgar. A partir de él se realizan los diferentes desvíos hacia un lenguaje más o menos culto, más o menos coloquial y más o menos vulgar. Si partimos de un lenguaje estándar gramaticalmente correcto y sencillo, el académico normalizado, los desvíos posibles serían básicamente cuatro:
1- Hacia un lenguaje más técnico, específico de las diferentes profesiones, científico, administrativo o más culto y elaborado.
2- Hacia un lenguaje más popular, familiar, coloquial o vulgar, incluso hacia lo regional, el argot o la jerga típica de profesiones de poco nivel cultural.
3- Hacia un lenguaje artístico literario-poético, propio de la creación. Sería usar el lenguaje para hacer arte.
4- Un último desvío podría considerarse el desvío retórico consistente en el uso del lenguaje, de cualquier nivel anterior, destinado a persuadir o a convencer.

REDACCIÓN Y GRAMÁTICA

La redacción académica, científica o no, debe ser gramaticalmente correcta y ajustarse a las normas de la Real Academia Española. Las licencias poéticas y las figuras retóricas son propias del lenguaje de creación aunque muchas de esas figuras retóricas se pueden usar en un lenguaje culto y elegante sin infringir por ello la Gramática ni crear necesariamente un texto artístico.
Junto a la corrección gramatical hay que tener en cuenta la corrección social e incluso moral, consistente en el uso adecuado del lenguaje teniendo en cuenta las normas sociales y morales con independencia de su corrección gramatical.


1.2 PLANTEAMIENTOS QUE PRECEDEN A LA REDACCIÓN

El esquema básico que hay que tener en cuenta antes de realizar cualquier redacción, estrechamente relacionado con el nivel de lenguaje que vayamos a usar, es el planteado por el lingüista Roman Jakobson. Hay un emisor que va a elaborar un mensaje, es el que emite las señales lingüísticas, los signos. Un texto o mensaje propiamente dicho producto de la emisión anterior. Un receptor que recibe y descodifica el mensaje emitido. Un código necesariamente inteligible para ambos y compartido por ellos, sin el cual el mensaje no podría ser captado por el receptor. Un canal o medio de transmisión oral o escrito. Y, por último, un contexto en donde se realiza todo el proceso de la comunicación.
Es el emisor quien realiza las sucesivas elecciones previas a iniciar su proceso de redacción.

DUALIDADES HORACIANAS EN EL TEXTO ACTUAL

Las dualidades planteadas por Horacio en su Epístola a los Pisones, conocidas como sus topica mayores, son tres y están de plena actualidad porque suponen unas dicotomías que el emisor debe observar antes de elaborar su texto y decidir si pretende unirlas o separarlas en su redacción, es decir, si en su mensaje dichas dicotomías van a ir en armonía, en disonancia o va a dar más importancia a una de ellas sobre la otra.
En primer lugar se plantea res/verba. Res es contenido, concepto, significado. Verba es palabra, forma, significante. El emisor debe tener claro si en su discurso debe predominar el contenido sobre la forma o a la inversa, o si forma y contenido deben tener la misma importancia. Se puede incidir en una forma elegante sobre un contenido denso o pretender exponer un contenido importante con una forma sencilla o armonizar ambas partes sin intención de destacar una sobre la otra.
En segundo lugar se formula ingenium/ars. Ingenium se refiere a las cualidades naturales heredadas por el emisor, a su capacidad, fácil o torpe, para escribir. Naturalmente, a más dotación natural, menos esfuerzo. Ars significa la técnica que se puede aprender basada en el trabajo y la constancia. Esta dualidad en la redacción normal suele ir en armonía porque el emisor une a sus cualidades naturales, las técnicas aprendidas. Cuando se trata de creación poética el ingenio se refiere a la inspiración y cualquier escritor no puede aprenderla, para crear arte no basta con aprender una técnica, es necesaria una disposición especial que no está al alcance de cualquiera que pretenda conseguirla. De poder aprenderse, todos los escritores serían autores de obras maestras y eso no es así en la producción estético-literaria.
La tercera dualidad se expresa en los términos docere/delectare. Se trata de que el emisor insista más en enseñar algo, predomine en él la función didáctica o pretenda con su texto simplemente deleitar o entretener sin comunicar ningún contenido fundamental. Naturalmente la amenidad no está reñida con la docencia. Esta dualidad puede ir perfectamente armonizada o bien, como en las anteriores, destacar un contenido didáctico sobre una forma sencilla o destacar una forma divertida o elegante sobre un contenido sin pretensiones de docencia alguna.
Tener en cuenta todas las posibilidades que plantean estas dicotomías está dentro de las decisiones que el emisor debe plantearse antes de iniciar su proceso de redacción textual.


1.3 FUNCIONES DEL LENGUAJE

El lenguaje se utiliza para diversas funciones o finalidades. Estas funciones se suelen dar mezcladas, no en exclusiva. Difícilmente se produce en un texto una única función. Un lenguaje se caracteriza frente a otro por su función predominante.
La primera de ellas es la llamada función expresiva o emotiva y es paralela al emisor. Se trata de la actitud del hablante ante lo que dice; comunica su mundo interior, sus sentimientos y afectos. Es frecuente el uso de diminutivos de valor afectivo, interjecciones y una entonación especial.
La segunda es la función apelativa en la que el hablante intenta influir en el oyente. Es paralela al destinatario. Se expresa con vocativo e imperativo (ejemplos: ¡vete! ¡camarero!). Estas oraciones no pueden convertirse en interrogativas ni se cuestiona la verdad de su comunicado. (Ejemplo: ¡vete a casa!, no admite ¿es verdad?).
Una tercera función es la representativa, paralela al referente o al contexto. Es la función referencial, denotativa o cognitiva. El hablante pretende comunicar algo objetivo que puede someterse a la prueba de la verdad y convertirse en una oración interrogativa. (Ejemplo: ha salido el sol, ¿es verdad que ha salido el sol? ¿ha salido el sol?).
Estas tres funciones se relacionan con los tres elementos del esquema general de la comunicación: el que habla o emisor, el que escucha o receptor y lo que se dice o texto comunicado.
La cuarta función es la fática, paralela al contacto físico y psicológico. Se usa el lenguaje para establecer o mantener la comunicación. Se trata de fórmulas como “¿verdad?”, “¿me entiendes?”, “¿comprendes lo que te digo?”. O en el uso del teléfono: “¿me oyes?”.
Una quinta función es la metalingüística, paralela al código. El lenguaje se utiliza en ella para hablar del propio lenguaje en diccionarios, gramáticas etc. Se trata de una función fundamental en el proceso de aprendizaje de un idioma.
Y, por último, la sexta función que es la poética. Función directamente relacionada con el mensaje. Se pretende lograr el lenguaje mejor posible con el que el mensaje se basta a sí mismo. Es el uso de la expresividad del lenguaje especialmente en su uso artístico general y especialmente en poesía a la que se unen los acentos y la rima para realzar esta función.

Los consejos de Horacio: la epístola a los Pisones


Traducción de Dolores Gortázar

"Le tengo que acabar"

Esta tarde un individuo, hablando del Quijote, me ha dicho que "le tengo que acabar". Eso es leísmo, es decir, usar "le" donde corresponde "lo". "Le doy un libro" es correcto, porque "un libro" es objeto directo, y "le" objeto indirecto. Pero si digo "lo doy", digo o escribo "lo", que es el objeto directo. En resumen: "lo tengo que acabar", porque "lo" es objeto directo. Alguien dirá que una cosa es la norma, y otra es el uso. Es verdad. Pero a mis oídos castellanos, criados en la tierra de Góngora, Becquer, los Machado, Juan Ramón Jiménez y García Lorca me suena mal "le tengo que acabar". Qué se le va a hacer.

Tres niveles en el arte de hablar y escribir mejor


Tres niveles pueden distinguirse en la tarea de mejora de la expresión oral y escrita.
En primer lugar se trata de expresarse correctamente.
En segundo lugar, conocer el registro idiomático en el que uno desea desenvolverse: español de los negocios, lenguajes técnicos, redacción periodística, etcétera.
Y en tercer lugar, aspirar a tener un estilo propio.

Para lo primero es útil conocer la gramática y leer y escuchar a autores de calidad.
Para lo segundo es preciso estudiar textos específicos o asistir a clases sobre el registro en cuestión.
Para el tercero, es imprescindible ejercitarse en la escritura y en la intervención oral: la práctica es fundamental.